martes, 5 de julio de 2011

Doctor, creo que tengo jet lag

Trabajar de noche y dormir de dia. Levantarte comiendo arroz con pollo y acostarte comiendote un croissant. Salir del trabajo tan tarde que la gente cree que has madrugado mucho... Esta combinación
 de elementos son a los que nos enfrentamos las personas que trabajamos de noche. Da igual que seas enfermero, camarero o periodista. Si tu trabajo empieza a las 10 de la noche y termina a las 6 de la mañana (con suerte) vives en una continua descompensación horaria, disritmia circadiana o jet lag.

Hay quien dice que vives al revés de todo el mundo, pero no es cierto, lo que realmente ocurre es que vives sincronizado con otra parte del mundo. Yo vivo cuatro días a la semana sincronizada con México D.F (a pesar de que me separan casi 9.000 kilómetros de sus costas) y los otros tres días de la semana me intento sincronizar al huso horario que me rodea.

 En esto de la vida vampiresca yo que todavía tengo los colmillos de leche, asi que me he dejado aconsejar por un vampiro experto en la materia (gracias Adri) que me ha dado 4 consejos que espero cumplir a rajatabla:

1) Come BIEN
2) Duerme MUCHO
3) Rodeate de buenos AMIGOS que se acostumbren a tu rutina
4) De vez en cuando comprate algún CAPRICHO


Me voy que empieza a oscurecer.
Buenos días a todos y que soñéis con los vampiritos.

lunes, 23 de mayo de 2011

Toda una vida esperando esto...

Toda una vida esperando esto... con esa frase Ramón empezó a hablar delante de miles de personas. Había gente de todas las edades, nacionalidades y creencias, pero todos escuchaban atentos a este ciudadano anónimo, que a sus 60 años se emocionaba viendo nacer esta revolución.



Hace años eran nuestros padres los que tomaban las calles. Querían libertad de expresión, democracia y un país mejor para sus hijos. Conquistaron unos derechos que sin saber cómo ni cuándo hemos perdido. Ahora lo importante es luchar para recuperarlos.

¿Cuántas veces nos han dicho que lo hemos tenido todo muy fácil? Es cierto que hemos podido estudiar, vestir ropa nueva, ir a la Universidad y hacer un master. Es verdad que tenemos portátiles ultraligeros, teléfonos de última generación y libros electrónicos. Pero nos falta futuro, nos falta respeto y hasta ahora nos faltaba coraje.
Hemos pasado mucho tiempo ahogados, reprimidos, cabreados y sobre todo callados, pero desde otro rincón del mundo nos han llegado gritos de indignación que nos han ayudando a despertar.
A menudo se nos olvida el poder que tenemos, se nos olvida que somos más y mejores, que sólo nosotros podemos provocar el cambio que tanto necesitamos, un cambio radical y real, pero se ha terminado el silencio y las cabezas gachas, porque vamos a seguir luchando por aquello que Ramón lleva toda una vida esperando.

lunes, 2 de mayo de 2011

¿Otra vez lentejas?

- Mamá ¿Qué hay de comer?

- Lentejas

- ¡¿Otra vez lentejas?!

- ¡¿Para eso llevo yo toda la mañana metida en la cocina?!

- Joeee mamá

- ¡Ni joee ni joaa!

Hace poco, paseando por un bonito parque en Inglaterra, vi a una niña de unos cuatro años llorando. Se había caido jugando y acudía desconsolada a los brazos de su madre, que la esperaba agachada y seria. Mientras cogía a su hija en brazos escuché como le decía: I told you (te lo dije). No pude evitar sonreir al descubrir en otro idioma una de esas frases que tanto he escuchado en mi infancia. Personalmente creo que desde el momento en el que una mujer se convierte en madre algo importantísimo cambia para siempre. Su vocabulario se vé enriquecido de numerosos recursos que posiblemente se repitan en todos los países del mundo.

Una de las grandes preocupaciones de las madres es la comida. Su único objetivo es que nos alimentemos y para conseguirlo no les tiembla el pulso al manipularnos desde nuestra más tierna infancia.

- Si no te lo comes todo, los patitos de la Alameda se van a poner tristes.
En mi caso eran los patitos de la Alameda, pero esta frase cambia dependiendo de los gustos e intereses del niño. Mi madre sabía que esos patos significaban mucho para mi y usaba la extorsión para que dejara limpio mi plato.

- Cometelo todo que hay niños que se mueren de hambre en el mundo.
Esta frase es muy dura, terriblemente cierta y pero casi nunca es eficaz. Que yo me atraque de comida tampoco va a cambiar las cosas.
- ¿Has comido ya? Nunca serás lo suficientemente mayor para que tu madre deje de preocuparse por tu alimentación. Dá igual que tengas 20, 40 o 60 años, tu madre siempre querrá saber si has comido bien.
Feliz NO día de la madre, mamá. 

jueves, 28 de abril de 2011

DIARIO DE UN VIAJE LOW COST

Dicen que hace no demasiado tiempo ir en avión era un lujo del que disfrutaban sólo unos pocos. Me imagino esos aeropuertos llenos de maletines de piel, trajes, tacones, móviles prehistóricos, corbatas...

4.15 de la mañana.
Suena el despertador y te levantas de un salto. Apenas has dormido por miedo a perder el avión. La noche anterior te esmeraste en colocar todas las cosas que necesitas en una gran maleta que no puede pesar más de 15 kilos. En la maleta de mano llevas el portatil, los cables, un par de adaptadores, la cámara de fotos, un libro y un diminuto neceser.


4.45 de la mañana. Un taxista mete tu gran maleta en el maletero. Te dan ganas de preguntarle cúanto cree que pesa, pero tienes demasiado sueño para articular palabra. Mientras arranca te aseguras de llevar impreso tu billete de embarque, un error en este terreno te puede costar hasta 40 euros.

5.07 de la mañana.
Entras en el aeropuerto, ese universo paralelo donde reinan los tubos fluorescentes, y antes de buscar tu mostrador de facturación te acercas a un mostrador vacío. Colocas tu gran maleta y miras con miedo los numeritos rojos. ¿¿18 kilos??¡¡IMPOSIBLE!! La báscula de tu hermana decía ayer que la maleta pesaba exactamente 15 kilos. Apenas han dado las 5 de la mañana y tu ya estás por los suelos. Abres la maleta y descubres un arsenal de jamón serrano envasado al vacío que tu madre ha colocado primorosamente en huecos inexistentes. Sacas dos sudaderas, una chaqueta, un pañuelo, tres bolsitas de jamón, el cargador del móvil y dos libros. La maleta pesa 15.5 kilos. Sonries satisfecho mientras te atas las sudaderas a la cintura, guardas el jamón y el cargador en los bolsillos del abrigo, te cuelgas el pañuelo y recoges los libros y la chaqueta del suelo.

5.19 de la mañana
. Mientras haces cola para facturar tu maleta empiezas a sentir unos sudores fríos recorriendo tu espalda. Uno de tus futuros compañeros de vuelo trata de meter su maleta de mano en un diminuto hueco, otra le pide ayuda a su marido porque la suya se ha quedado atascada y no hay manera de recuperarla. Mientras, algún afortunado pasa el filtro sin problemas.

5.23 de la mañana
. Colocas tu maleta en la balanza. 15.5 kilos. Al otro lado del mostrador recibes un gesto de desaprobación.

- Pesa un poco más de lo permitido

- Pero no llega ni a un kilo

- Pero el máximo es 15

- No se... si quiere puedo...

- No, por esta vez lo dejaremos pasar, pero que no se repita

Aunque tienes ganas de gritarle que todavía puedes atarte una tercera sudadera a la cintura, optas por poner buena cara y desearle un buen día. Aún no han dado las 5 y media de la mañana y ya te has tenido que morder la lengua.


5.28 de la mañana. Llegas al control de seguridad y vuelven los sudores fríos. Una mujer vestida de policía empuja a los pasajeros hacia las diferentes cintas mientras grita en dos idiomas. Cuando llegas a la cinta que te corresponde coges tres bandejas de color verde. En una colocas el abrigo y las dos sudaderas. En otra los libros, el pañuelo, el teléfono móvil, el DNI, la tarjeta de embarque y el cinturón. En la última el portatil. A continuación la maleta de mano y las botas, todo un clásico.

Cruzas el arco de seguridad y empiezas a recopilar tus bandejas a la velocidad de la luz. El jamón ha pasado el filtro sin problema pero la maleta no sale. Al otro lado del arco la fila de pasajeros se impacienta y te miran con odio. Finalmente un señor de uniforme pone tu maleta en una mesa y la abre. La gente mira de reojo la escena esperando que encuentren en tu maleta un machete, una bidín de gasolina o cualquier cosa que les sirva para tener una anécdota al final de su viaje. Después de varios minutos de búsqueda, el señor de uniforme te da las gracias y te deja frente a tu desordenada maleta. Aún no han dado las 6 de la mañana, estás descalza y te sientes como una terrorista.

5.50 de la mañana
. Llegas a la puerta de embarque. Te toca esperar una hora y ni siquiera están abiertas las tiendas.


7.15 de la mañana. Por fin te sientas en el avión y calculas que tienes dos horas de viaje para dormir un poco.

- ¿Quiere un café? No gracias (quizás si no costara 3 euros....)

- ¿Quiere tres cigarrillos sin humo a 6 euros? No gracias, no fu..

- ¿Le gustaría hacerse millonario con uno de nuestros rasca y gana? No grac...

- ¿Desea comprar un perfume de las mejores marcas a un precio inigualable? No gr...

- ¿Y un juguete para los más pequeños? No ves que viajo sól..

- ¿Llaveros? ¿Reproducciones de nuestro avión en miniatura? NO

- ¿Cinco barras de labios diminutas? Que no!

- ¿Relojes de mujer o caballero? No muchísimas gracias, sólo estoy mirando.


9.30 de la mañana. El avión aterriza y tu no has pegado ojo. Aunque parece que todo está a punto de terminar no es cierto. Sabes que tu vuelo de bajo coste te ha llevado al aeropuerto más lejano de la ciudad a la que te diriges. Todavía tendrás que buscar un carísimo autobús que te lleve a la ciudad en cuestión (podrías tardar hasta una hora) y después coger el trasporte público para llegar al hotel. Aún no han dado las 10 de la mañana y ya tienes ganas de que anochezca.

Los aeropuertos, al menos de madrugada, no están llenos de maletines de piel, trajes, tacones y corbatas. Ahora los aerouertos están llenos de niños con sueño, mileuristas, inmigrantes y jóvenes que pronto emigrarán a otro país.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La humillante persecución del PARAGUAS

¿Alguna vez os habéis cruzado con una excursión organizada? Se trata de un grupo de unas 60 personas que se caracterizan por llevar cámaras de fotos, folletos, mapas, souvenir, gafas de sol, mochilas... pero lo que los convierte en una inconfundible excursión organizada, son sus ojos. Por mucho que lo intentes, sus ojos nunca se cruzarán con los tuyos, ya que todos ellos miran fijamente un llamativo PARAGUAS que sobresale entre la multitud.

El PARAGUAS es el encargado de detenerse delante de los edificios más emblemáticos de la ciudad, contar algunos datos de su construcción, época, estilo arquitectónico y acabar la explicación con algún chascarrillo de cosecha propia. Durante unos segundos, los intrépidos turistas alejan su mirada del PARAGUAS para observar el edificio a través de la pantalla de su cámara digital.
Según un estudio de la Universidad de California, los turistas que siguen al PARAGUAS dedican una media de 37 segundos a hacer una foto en horizontal, una en vertical, una con su compañero/a de viaje y una foto desenfocada que los más sensatos acabarán eliminando. Son conscientes de que estas fotos suponen un importante riesgo, perder de vista al PARAGUAS podría ser terrible, pero es un riesgo necesario, ya que sin fotos no hay noticia, ni viaje, ni recuerdos y lo más importante, sin fotos no hay comentarios en el facebook.

Después de dedicar una media de 37 segundos a desafiar el equilibrio del viaje organizado, los turistas miran a su alrededor con el corazón en un puño. Tras unos segundos de angustia consiguen localizar al PARAGUAS entre la multitud y acelaran el paso para llegar a tiempo al siguiente edifico que hay que fotografiar.

Siempre he sentido lástima por esos muertos-viajantes que no pueden disfrutar del ambiente que les rodea, que no tienen tiempo para descubrir su rincón favorito la ciudad o para encontrar ese edificio antiguo, sin importancia, que tanto les podría llegar a gustar.

Llegados a este punto, me gustaría confesar que hace poco formé parte de una de esas excursiones que tanta pena me habían dado en el pasado. Lo admito, yo también busqué el PARAGUAS rojo entre la multitud, hice fotos rápidas y desenfocadas, durante 12 horas me convertí en una muerta-viajante, pero debo reconocer que me lo pasé de maravilla, si no os lo creeis, podeis ver mis fotos en facebook.

miércoles, 2 de febrero de 2011

La sosa sal inglesa

Llevo 10 días en Inglaterra y desde que llegué me di cuenta de que había algo que no encajaba.
No es el idioma, aunque es cierto que hablan otro, me lo esperaba.
No es el clima, hace frío pero no mucho más que en España.
No es que conduzcan por la izquierda, con mirar tres veces a cada lado es suficiente.
No es que tengan otra moneda, las de bronce aquí tampoco sirven para nada.
Me ha costado, pero al final he descubierto el problema: ¡La sal inglesa está sosa!
Probablemente muchos de vosotros penséis que estoy delirando, que es una broma o que simplemente trato de demostrar que lo nuestro es lo mejor, pero nada más lejos de la realidad. No puedo ser más sincera cuando os digo que la sal inglesa está sosa! No es que no sepa a sal, saber sabe, pero poco.